viernes, 10 de mayo de 2013

Dieta Antiestrés


Trabajo, familia, casa, pareja, compras... ¿Estás de los nervios? Deja de darle vueltas: la solución se encuentra en tu despensa, no en el botiquín.
El estrés debilita nuestro sistema inmunológico y nos deja indefensos ante las enfermedades. La dieta desempeña un papel importante, ya que puede prevenir las dolencias o reducir sus efectos si ya ha aparecido. Un repaso de las propiedades vitamínicas te ayudará a saber en qué consiste la ‘medicina’ antiestrés.
Vitamina buen rollo

La tiamina, o vitamina B1, levanta el ánimo y participa en el buen funcionamiento del cerebro y de los músculos. Está presente en carnes, lácteos, huevos, levadura de cerveza... La vitamina B3 (niacina) regula el sueño y el equilibrio mental. Puedes encontrarla en carnes, pescados, huevos, cereales, levaduras, legumbres, salvado y quesos. La B5 (ácido pantoténico) y la B6 (piridoxina) aumentan la resistencia frente al estrés. Búscalas en carnes, pescados, huevos, cereales, levadura de cerveza, leche, frutas y legumbres. Por otro lado, la vitamina B9 (ácido fólico) junto con la B12 (cobalamina) resultan imprescindibles para el funcionamiento del sistema nervioso. Puedes conseguirlas a través de la carne, la leche, los productos lác-teos, el hígado, los huevos y el queso.
Vitamina control mental

Conocida también como ácido ascórbico, la vitamina C es responsable de la lucidez mental y combate el cansancio intelectual. Se encuentra en la fruta fresca, especialmente en los cítricos; en verduras como repollo, coliflor, berros, pimientos o brécol y en hortalizas como las patatas.
Hidratos Relax Total

Los carbohidratos aumentan nuestras fuerzas, apaciguan la mente y equilibran los estados de ánimo. Una dieta rica en estos componentes aumenta el nivel de serotonina
, que influye en la potenciación del buen humor, controla la ansiedad y contribuye a regular el sueño. Deben formar parte de la alimentación diaria, pero sin excederse en su consumo. Están presentes en las patatas, el arroz, el maíz, las legumbres, diversas harinas y cereales, dulces y productos lácteos.
Aplícate el cuento

1. Trata de realizar cinco comidas diarias. Más vale muchas ocasiones, con pocas cantidades ingeridas, que tres muy copiosas.
2. Dedica un mínimo de veinte minutos a disfrutar de las comidas principales y en torno a diez en las menores.
3. No comas nunca de pie, ni mientras conduces, ni cuando hables por teléfono, ni trabajando... Debes ‘desconectar’ de cualquier actividad y disfrutar del momento.
4. El hábito de poner la mesa es muy importante, aunque lo que vayas a tomar sea frío o precocinado. Acostúmbrate a colocar todo lo que necesites sobre una superficie despejada. No importa dónde estés (en casa, en la oficina o en un banco del parque), debes sacar tus cosas y colocarlas como en una comida formal.
5. Si comes con tus compañeros de trabajo, evita las conversaciones laborales y procura abordar otros temas como viajes, ocio, literatura...
6. Después de cada comida tómate tres minutos de descanso; si no puedes tumbarte, siéntate en una silla con las piernas en alto, cierra los ojos, coloca las manos sobre el vientre y cuenta tus respiraciones, hasta cien.
Tras un mal día, un buen baño

Date un baño con agua de laurel. Para ello, hierve, en medio litro de agua, ocho cucharadas de laurel picado. Déjalo reposar media hora y, cuando esté templada, añade medio litro de vinagre de manzana. Cuela la mezcla y viértela en la bañera que previamente habrás llenado con agua caliente. Sumérgete durante 15 minutos como máximo, y adiós al estrés, al menos por un buen rato


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