Un vientre abultado no siempre es sinónimo de gordura, sino que hay varios factores por los cuales podemos tener una barriga notoria. A continuación te contamos cinco razones por las que podemos tener un vientre abultado y si las evitamos en nosotros, coger un abdomen plano.
Mala postura: si tenemos una columna encorvada es muy probable que tengamos un vientre abultado, pues se va debilitando nuestra faja natural en el cuerpo y poco a poco, la barriga se expande.
Mala digestión y gases: si comemos de prisas o si estamos sufriendo un problema digestivo, podemos tener un gran proceso de hinchazón abdominal debido a la formación de
gases, lo cual abulta nuestro vientre. Ya nos ha dicho Delgado cuán importante es cuidar la digestión si queremos un vientre plano.
Estreñimiento: si el problema no es en el estómago pero sí en el intestino, pues éste no se evacúa con normalidad, entonces, también podemos tener un vientre abultado a causa de la retención de heces.
Retención de líquidos: el claro ejemplo de que la retención de líquidos puede originar un vientre abultado lo sufrimos las mujeres cada mes con nuestro período menstrual, y aunque las hormonas pueden ser responsable de esta retención de líquidos también puede serlo la baja ingesta de agua, la ingesta de alimentos muy salados o muy dulces, entre otros.
Sedentarismo: éste puede ser la causa de la localización de grasa en nuestro abdomen, pues la debilidad en los músculos del abdomen así como en aquellos que nos ayudan a coger una buena postura puede dar origen a una
barriga propinente, y además, a menor gasto calórico y mayor inactividad más probabilidades de tener
exceso de grasa en el cuerpo que también puede ser la causa de nuestro vientre abultado.
fuente: vitonica
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